Ella era una interrogación
en un vagón sin gramática
cebado de currantes
liantes e inmigrantes.
Era Ella una pausa
en una larga frase
un silencio
repleto
de afonías.
Sus gafas escondían
el estigma
del esposo celoso
Y su labio partido
y sus costillas
también.
Sin embargo
Ella era luz
todo luz
pura luz
que emanaba
-por fin lo entendí-
de la bolsa del Carrefour
donde descansaban
entre la compra
un cuchillo
rojo
todo rojo
y otra vida.