El asfalto cruje bajo nuestros píes
las alcantarillas escupen fuego
los niños corren buscando la sombra
pero es demasiado tarde:
la lava arrastra toda la superficie
calle abajo.
Por eso las ratas han aprendido a volar
las cucarachas se resguardan
en las alturas
de las torres acristaladas de las oficinas
que empiezan a derretirse.
De nada sirve abanicarse
remover el aire caliente
ahora gas y
flujo piroclástico.
Como cada año vuelve el calor
el infierno no espera
estamos condenados.
Arde Madrid
ciudad de pecadores.