Quiebran las baldosas bajo sus pies
revientan los escaparates tras su reflejo
arden los cajeros.
Se detiene en medio de la Gran Vía
Se detienen los semáforos
también los relojes
salta el mecanismo de la puerta del Sol
descarrilan los metros
se invierten las escaleras mecánicas
los tornos escupen usuarios.
Se seca los ojos y mira al cielo
Caen las palomas al suelo
se precipitan las nubes
tras ellas los aviones
que impactan contra el asfalto.
Se pregunta ¿por qué?
Y se oye hasta en Montera
y se unen más porqués
porqués en Barajas
en Lerma
porqués en Irún, en Grenoble
en Mannheim y en Islamabad.
Tiembla la tierra y mastica
con dientes de lava y de fuego
ríos negros eyaculan
nubes piroclásticas
que huelen a Troya
¡Numancia!
tus hijos se estallan las cabezas
contra el suelo
los ancianos se desgarran las entrañas
y un bebé llora ahogado
en los brazos de su madre
mientras un hombre en Pekín
se quema a lo bonzo frente
al balcón de su amante.
Y
arde
Roma
arde Basora
arde Kabul
arde Milwaukee
también.
Sin embargo
aquel hombre
sigue
solo
en medio de la Gran Vía
esperando
su porqué.