lunes, 10 de octubre de 2011

Las Cosas

Todas las cosas deberían tener un nombre propio.
Por ejemplo ese banco de nada,
ese banco de mierda incómodo
no pertenece al Ayuntamiento
ni forma parte del mobiliario urbano:
ahí durmió Alguien durante meses,
ahí se sentaba Alguien a esperar a Alguien
durante horas
sin factura ni derechos de propiedad
¿para qué?
si cuando las cosas son nuestras [de verdad]
no necesitamos recibos:
las cogemos,
las usamos,
y a veces incluso las olvidamos.