No exhibe la herida, no es necesario
no luce condecoraciones de guerra
no las hay.
Sobre el labio un trazo horizontal
de cuchillo, de tropiezo o de coz de caballo
da igual, pintada con prisa
con un pincel muy fino
tal vez, nada heroico
seguro.
Como un desfiladero diminuto
como el origen del resto de ella
de todo, como el principio universal
concentrado en una marca
la cicatriz
cuna de la humanidad
patrimonio exclusivo:
ella
la que nunca quiso existir.