Podríamos ser adictos,
deberíamos probar todas las trampas
y coger todos los atajos,
castigarnos los dientes sobre un colchón de muelles
y escupir semen contra las paredes porque por más que lo intentemos
nunca seremos yonkis,
no lo suficiente,
por eso volveremos donde siempre
sin mirar los restos de otra gente.