Sé que soy de la muerte
pero hay fríos que sólo la vida abriga.
A ella le pido
que el hambre sólo sea un capricho
y las noches no tengan modales,
que las calles huelan a recién nacido
y sus árboles sean frutales,
una cama sin relojes
y flores sobre el pecho,
un mono con navaja
que me traiga joyas a casa,
una casa sin techo
rodeada de velas e incienso,
una habitación en llamas
con la policía dentro
y tu beso antes de irme
por si me llevan preso.