No soy buena persona,
no me importa tu vida
si no nos suenan igual las tripas
si no nos duelen, aunque sean ajenas,
cada una de sus heridas.
No tengo remordimientos
si al cruzarnos en un mal gesto
hundí mi rabia en tu pecho
o cosí tu barriga con miedos.
Para matarme ya estoy yo,
tú sólo serías un medio.
No dudo de las buenas intenciones,
pero la rueda sigue girando
y sólo intercede por los osados,
los que se estremecen frente al espejo
y con su alambre de ira y amargura
rajan y escarban sus adentros
hasta corromperse por completo.
No soy buena persona
ni pretendo serlo,
la piel se derrite tras la máscara
como una candela, los ojos de brea,
los dientes son huesos de tu calavera
y la muerte espera, aburrida y cansada,
el momento que olvides
que esto es la guerra.