Quién no querría morir sabiendo
que sus tripas sobrevolarán las montañas
entre los picos sangrientos
de los buitres
en vez de carcomerse en vida
hasta extinguirse lentamente
rodeado de rostros sin cara
en una caja de conglomerado de pino.
Miedo al silencio
miedo a la soledad
miedo al miedo
y dejar de dormir
de segregar dopamina
de metabolizar glucosa
modo supervivencia ante la Máquina
sacrificios autorreferenciales
industrias e instituciones creadas
para cada una de mis emociones
e imponer
frente al lenguaje del control social
mi patria eslava
mi propio idiolecto
donde nunca
hubo nada.
Escribo por revelación.
No razono, ni pienso,
tan solo transmito el misterio
de los susurros de aliento sofocante
de eso que llaman mi humanidad.
Maldita humanidad.