Ladro porque soy un perro
chucho mil leches cósmico
su propio rastro persigue
el hilo de las noches sin estrellas
acompañado por dos ratas
que sólo saben robar.
Ladro porque todo lo que me cabe en la boca
me pertenece,
todo lo que huelo me posee
el olor místico de las viejas sacerdotisas
que alimentan de noche con ofrendas
a los gatos sagrados de la calle.
Ladro porque anhelo
por fin juntos aullar
un culto de calor de enjambre
para los fríos del hambre.
Última voluntad.
Un único fuego eterno
ciudades ardiendo
pero conmigo dentro.