jueves, 27 de octubre de 2011

El derecho al suicidio

El suicidio es la primera causa externa de defunción, por delante de los accidentes de tráfico o el SIDA. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) las muertes por suicidio representan el 4% del total de fallecimientos. Según el INE se suicidan anualmente de media unas 3.500 personas, una cifra que ha aumentado considerablemente desde el año 2008. La Organización Mundial de la Salud (OMS) constata en sus estadísticas que se suicida una persona cada 40 segundos. Es la primera causa de muerte violenta en el mundo, donde se producen al año un millón de suicidios y 20 millones de intentos, superando las muertes por guerras y homicidios juntos.

Los institutos de estadística suelen publicar con retraso de varios años las estadísticas sobre el suicidio. En el archivo del INE sólo están publicados los datos hasta el año 2006 (fuente), donde consta que se suicidaron oficialmente unas 1.806 personas. Según estos datos los hombres suicidas triplican al número de mujeres (1480 suicidios masculinos frente a 537 femeninos en el año 2006). El grado de eficacia del suicidio en España es bastante alto: de 2017 tentativas de suicidio sólo 211 fueron infructuosas. Las franjas de edades donde se producen más suicidios son, de mayor a menor: 60 años o más (719 suicidios), de 30 a 39 años (306 suicidios), de 40 a 49 años (295 suicidios), de 50 a 59 años (273 suicidios), de 20 a 29 años (180 suicidios) y finalmente de 13 a 19 años (33 suicidios). A la hora de suicidarse las personas con 60 años son más eficaces, ya que pese a ser los que más se suicidan (719), son la segunda franja con menos tentativas. La edad donde las tentativas son más representativas respecto a los suicidios consumados es la franja de 20 a 29 años: 50 tentativas de suicidio frente a 180 consumadas.

Según la misma fuente del Instituto Nacional de Estadística el modo de ejecución más utilizado es el ahorcamiento y estrangulación con 854 suicidios del total de 1.806, tirándose desde una altura (454 muertos), "otros medios" (148), envenenamiento (124), utilizando un arma de fuego o explosivos (118), arrojarse al paso de un vehículo (73) y finalmente con la ayuda de un arma blanca (35). En el apartado de tentativas el método utilizado menos eficaz es el envenenamiento con 75 tentativas de un total de 211.

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El suicidio no es un problema: 
es la solución de un problema.

Cada vida debería depender de uno mismo. Lamentablemente no se pueden evitar, por su carácter, ni los accidentes ni las enfermedades mortales. La vida es temporalmente limitada, siempre acaba con la muerte. El momento y el modo de la muerte varían según cada individuo: no estamos programados para vivir unos determinados años o morir de una determinada manera. La mayoría de las muertes ocurren sin la aprobación del individuo, sin su consentimiento expreso ni su conocimiento en muchos casos. Es decir, la muerte de la mayoría de las personas depende de factores externos ajenos a él, muchas veces a través de un proceso doloroso y otras por el infortunio. La muerte puede llegar tras vivir los mejores años de una vida, que se apaga lentamente, o en el mejor momento de la vida de una persona, sesgando su potencial de futuro. La vida es lo único que tenemos, nuestra posesión más verdadera, nuestro territorio individual con plenos poderes y soberanía unipersonal. En sociedades donde los individuos tienen teóricamente la posibilidad de elegir sobre la forma de vida de otras personas, sobre el modo de organización de millones de otras vidas, hay un asunto personal que aun no se ha resuelto, un asunto de vital importancia que se teme abordar: el suicidio.

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La bañera está llena,
cerramos el grifo.
La puerta está abierta,
la cerramos;
si está cerrada,
la abrimos.
La cena está hecha,
apagamos el horno.
Salimos de una habitación,
apagamos las luces.

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Desde la asociación Podemos (Asociación por el Derecho al Suicidio) creemos que el suicidio es una decisión personal e individual tan aceptable como otra cualquiera que no incurra en ningún delito. 

Pedimos que se reconozca al suicidio como uno de los derechos inherentes al ser humano. 

Exigimos la inclusión de este derecho en la Declaración Universal de Derechos Humanos basándonos en el Artículo 12: "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación", ampliando el Artículo 3: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona" para que se reconozca que el derecho a la vida está ligado al derecho a poder decidir el momento y el modo de la muerte de uno mismo. 

Insistimos que toda persona tiene el derecho a suicidarse sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición, tal como reza el segundo artículo.

Por eso llevaremos esta propuesta de ley avalada con más de medio millón de votos. Una ley que ofrezca cobertura sanitaria universal para el suicidio asistido en centros públicos o privados. Una ley que permita que cualquier persona pueda suicidarse gratuitamente. Una ley que impida que el suicidio se convierta en un acto más traumático de lo necesario tanto para el suicida como para el resto de la sociedad. Una ley que impida que las aceras se llenen de cuerpos desmembrados. Una ley que limite la venta ilegal de armas de fuego para el suicidio. Una ley que provea a los ciudadanos de venenos y medicamentos mortales higiénicos y salas debidamente acondicionadas para el que lo desee. Una ley, en fin, que dignifique algo tan natural como matarse.

No queremos que se olvide que el suicidio ahorra miles de euros al erario público ya que la mayoría de los suicidas están en edad de jubilación (con la consiguiente pensión mensual) o afectados por alguna enfermedad mental (de baja laboral, cobrando el paro o/y siguiendo costosos tratamientos psiquiátricos).

Representamos a esos millones de suicidas de la historia que han muerto indignamente por culpa de una visión judeocristiana de la vida, represiva y restrictiva, incapaz de empatizar o apiadarse de una persona que quiere dejar de vivir. Por eso reiteramos nuestro compromiso: ¡Legalización del suicidio ya!
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Si la casa está en ruinas
demoler,
si el coche ya no anda
chatarrero,
si la basura está llena
se tira.

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Nace la Asamblea de Apoyo al Suicidio

La Conferencia Episcopal ha emprendido acciones legales contra la asociación tildándola de "anticonstitucional y contraria a los valores morales universales de defensa de la vida"

Presentación de la AAS en Madrid           EFE
AGENCIAS - MADRID 27/10/2011

El Registro Nacional de Asociaciones de España acaba de aceptar la solicitud de constitución de la Asamblea de Apoyo al Suicidio (ASS), una asociación de ámbito nacional creada para "dar apoyo logístico y dignificar el suicidio". Según su presidenta Fabiola Weiß la propuesta "surge de una necesidad social" sobre un asunto, el suicidio, "que es ignorado por las instituciones pese a ser una de las principales causas de mortalidad en el mundo". 

La legalización de esta asociación no ha estado exenta de polémica. La Conferencia Episcopal Española ha remitido un comunicado a los medios de comunicación donde aseguran que han emprendido acciones legales para su ilegalización. Su secretario general y portavoz, Juan Antonio Martínez Camino, ha criticado duramente al gobierno socialista por "aprobar leyes y apoyar colectivos que van en contra de la dignidad humana". En unas declaraciones a la agencia EFE el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, ha expresado su indignación ante "un nuevo paso hacia la cultura de la muerte", ya que según él "la legalización del suicidio, del aborto y del matrimonio homosexual son pruebas irrefutables de que actualmente nos gobierna la maldad". Convoca a todos los católicos y a toda persona de bien a la manifestación del próximo sábado 29 de Octubre , que será "un acto de afirmación de la vida, un ejemplo de compasión y amor a la humanidad".


El portavoz de ASS Jose Luis Cachofeiro respondía horas después a la Conferencia Episcopal en una entrevista en el programa "Herrera en la Onda" de la radio Onda Cero alegando que "vivimos en un estado aconfesional donde cada cual puede expresar y defender libremente sus ideas mientras estas no constituyan delito". Señala que "nadie ha representado el mal en la historia como la Iglesia Católica", asegurando que "nuestra asociación se ha creado para facilitar y dignificar el suicidio, no incentivarlo", insistiendo en que "la vida de cada cual le pertenece sólo a él, exclusivamente a él le compete elegir qué estudiar, donde trabajar o qué hacer con su vida". Así mismo ha querido dejar claro que no tienen ninguna relación con la asociación Podemos
(Asociación por el Derecho al Suicidio) ya que a su juicio "presentan una alternativa asistencialista, cuando nosotros defendemos que cada persona sea libre de elegir su destino sin ingerencias del estado, sin esperar el consentimiento de psiquiatras y psicólogos de la sanidad pública".

Esta tarde se espera la comparecencia de Antonio Camacho Vizcaíno, ministro del interior, sobre lo que algunos medios ya hablan de "la última locura de Zapatero".

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Nadie sabe cómo empezar este tipo de cartas. Llevo semanas pensando en cómo exteriorizar de forma clara todos mis pensamientos para que podáis comprender la decisión que voy a tomar. Esta carta está dirigida a todos mis seres queridos, es importante para mí que la leáis todos y aparquéis por un momento vuestras disputas personales. Es el último favor que os pido.

Todos sabéis que mi vida no ha sido especialmente difícil. Tuve la suerte de tener unos padres atentos y cariñosos, de esos que ya no quedan. Aun me acuerdo de cómo papá nos reunía a todos tras una discusión entre hermanos para hablar sobre el problema, intentando conciliarnos a través de la palabra. Nunca olvidaré la paciencia que tuvo mamá con nosotros, en cómo nos apoyaba en todo, incluso en las mayores locuras. Todos sufrimos cuando nos dejaron cuando fallecieron, fueron unos meses bastante duros por su ausencia, pero eso nos unió mucho, me acuerdo que nos veíamos casi todos los días. Cosa ahora impensable.

Yo, por suerte, no dejaré mujer ni hijos. Y digo por suerte porque ahora me doy cuenta de que era mejor así. De otro modo ahora ella sería viuda y mis hijos sufrirían mucho. Siento haceros sufrir ahora a vosotros, pero tenéis que entender que lo hago por el bien de todos. He vivido con tristeza el distanciamiento de la familia, he tenido que ver cómo lo que antes era una piña ahora era una guerra por cuatro duros. Sí, por cuatro duros. No creo que haya en el mundo cosa menos importante que el dinero, mucho menos para separar de este modo a personas que antes se querían mucho. Sí, quiero que lo recordéis: nos quisimos mucho. 

Por eso rechacé la parte de mi herencia, para intentar alejarme del foco del problema, esperando que mi autoexclusión facilitase las cosas. No funcionó. Pude ver como todos os precipitabais a un agujero negro, oscuro, de donde es difícil salir. El dinero saca lo peor de las personas. Os pido que penséis en ello y os preguntéis si el dinero ha merecido la pena, si ese es el precio de vuestra enemistad. Sabéis que papá y mamá jamás hubiesen permitido esta situación, y si existe algún lugar donde se van los que nos han dejado, estoy seguro que ellos se pondrían muy tristes. Sólo de pensar en papá y mamá y todo este lío que habéis montado me entran ganas de llorar.

Sois lo único que he tenido y lo único que tengo. Mis amigos de toda la vida fueron creando sus propias vidas y sus propias familias, el distanciamiento era inevitable. Para mí mi familia seguíais siendo vosotros, aunque hace tiempo que no se nos podía llamar "familia". Recuerdo como papá hablaba siempre de que la familia es lo más importante, que debemos defendernos los unos a los otros, que lo que pasa en la familia se queda en la familia. Vosotros lo habéis incumplido. Imaginaros que hubiese pasado si a mamá se le hubiese ocurrido denunciar malos tratos alguna vez. Pensadlo. Jamás habríamos vivido esa infancia y juventud tan alegre. No, nos hubiesen separado y enfrentado. Ya sabéis como son los divorcios, y dudo que un hombre tan bueno como papá hubiese aguantado mucho en la cárcel. Vosotros con vuestra actitud estáis deshaciendo todo lo que fuimos, los mejores años de nuestra vida. 

Desde hace algunos años, pero con más intensidad estos últimos meses, he deseado dormir y no despertar jamás. Cuando duermo estoy en paz, no sufro ni pienso, estoy tranquilo. Las peores horas del día son en las que estoy despierto, no lo aguanto. No aguanto ver esta situación, es muy triste. Creo que ya no tengo mucho que aportar a esta vida, creo que si ni siquiera vosotros me hacéis caso nadie más lo hará. Me he sentido muy solo estos últimos meses, hace mucho que no hablo con casi ninguno de vosotros porque ninguno de vosotros se ha dignado a contestar a mis llamadas. Yo no os he hecho nada. Nunca hice nada que pudiese molestaros, al contrario. Sabéis perfectamente que lo de papá y mamá lo acordamos entre todos, como papá hubiese querido. Estaban demasiado enfermos y verles sufrir así era una tortura, parece que os habéis olvidado. Ahora renegáis de mí como si yo hubiese hecho algo distinto a lo que todos queríamos, a lo que creíamos que era mejor para papá y mamá. Acordaos de cómo sufrían, de cómo lloraban, de cómo se iban muriendo lentamente sin que llegase la paz que les consolara. Fue algo muy triste, pero había que hacerlo.

Espero que mi decisión os haga abrir los ojos de nuevo. Espero que con mi ida todos os reunáis de nuevo, no sólo para leer esta carta, sino para poder hablar y arreglar de una vez vuestros problemas. Lo hago por nosotros, espero que sirva de algo. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido por nosotros. 

Os quiero.

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