Los niños no entienden de juguetes sexistas
sólo de navajas de noches cerradas
calles estrechas con bidones de fuego
barricadas y cristales rotos en botellas
de gasolina y pegamento.
Los niños de manos eléctricas arrancan
los pechos de madres embarazadas
suicidas con bocas de hambre sin dientes
que no perdonarán
jamás
no haber nacido antes.