Nunca más volveremos
a mirarnos de este modo,
a enseñarme lo tuyo
y enseñarte lo mío.
No volveremos a reír
sin taparnos la boca,
hasta que duela.
Nunca más palpitarán nuestros labios
ni se te dormirán las piernas
cuando te toque.
Nunca más seremos tan jóvenes
como esta noche,
nunca más mancharé tus dedos
con mi sangre
como ahora.
Por eso aprieto las piernas con fuerza
hasta hacerte crujir los nudillos,
por eso cierro con fuerza
y empujo tu mano con mi mano
hacia dentro;
para tratar de atrapar este instante
y que no se escape
nunca más.