domingo, 27 de diciembre de 2015

ճենապակի

Perdimos los colmillos para ser humanos,
células luchando para recomponer el mapa inicial,
como las cicatrices.
Luego el absurdo, la broma, el juego,
el vicio de proporcionarse
los debidos desengaños.

Fracturas del quinto metacarpiano,
ningún interés en solucionar los malentendidos pacíficamente.
Noches en vela frente a la nevera,
no distingo el maullido de las gatas en celo
del llanto nocturno de un recién nacido
pero aun confío en los perros mil leches que merodean
por las obras de los barrios de fuego.

Siempre vuelvo a casa andando
por las calles sin farolas
con la capucha puesta.
Una vieja me susurra
tú también vas a morir
incluso ser víctima de la ternura de alguien.