Sola,
estoy sola,
tan sola como el rompeolas
donde ya nadie va a saldar sus cuentas
como antes.
Y a veces pienso en ti.
Tal vez ahora mismo un desconocido
se cruce en tu camino
y con una sonrisa de niño de fuego
te raje el cuello con un trozo de cristal.
¿Cuántas moléculas de cadáver respiramos cuando bostezamos?
¿Cuánto polvo de muerto tocamos al acariciar nuestros cuerpos desnudos?
Cuánta muerte llevamos
cuánta muerte pensamos
cuánta muerte besamos, mi vida,
si todo me sabe
a restos de otros.