Huele a sangre el instante tras cada mentira
y morimos con ella para seguir existiendo.
El origen de todo es el sufrimiento.
El estado devora a sus hijas y exige su ofrenda.
Sacrifica tu cuerpo,
hazlo por él,
entrégale tu aliento como si fuese tu amante,
perro fiel.
Personas,
malditas personas. como tú.
Tienen ojos de conejo sorprendido de noche
por las luces de un coche
en medio de la autopista.
No eres nadie, todo es en vano,
una vela en un candelabro.
Si tu llama arde
o se apaga no importa,
nadie lo verá jamás.
Por cierto,
el conejo muere atropellado también.