No me basta con esta vida subrogada
no caer en la simpleza de la coherencia
aspirar a ser algo parecido a una panadera:
elaborar algo tangible, útil,
y a la vez simbólico, hierofante,
que sirva para un bocadillo de chopped
o para la mano de una bolchevique heroica
retratada en una pared del metro de Moscú.
Mírame ¿no ves la cicatriz?
Esta amargura reclama venganza
me obliga a medicarme con
pequeños desquites de vez en cuando.
Pero no es suficiente.
Por eso elaboraré panes con semillas de amapola
pipas
y cereales oscuros que tanto gustan a los alemanes.
Y cuando me aburra
cuando necesite otra dosis
los rellenaré de clavos y tuercas
de clavos y tuercas,
sí.