En la calle más oscura
como siempre,
si maté a mi Yo
es porque se lo merecía,
abriéndome las tripas bajo el puente,
aquel donde soñaba que algún día dormiría.
Ahora mira, no hay pozo al que no me asome,
con más muescas en mi pecho
de las que admitiría
y sin embargo,
sigo durmiéndome al alba velando,
por si no compadece el día
y tengo que ir con la parca remando.
Hace tiempo que no miro mi reflejo en el espejo,
con un palo entre los dientes
voy cruzándome a los muertos.
Hace tiempo que ya nadie te besa,
pongo flores en tu tumba
pero tú ya estás despierta.
martes, 5 de abril de 2016
lunes, 4 de abril de 2016
Amor fati vaffanculo
Quiero morirme meciendo a un recién nacido,
hablarle del cuerpo,
martillo y clavo,
cuchillo y herida,
también tormenta en un bosque,
fértil como una voluntad generosa.
Hablarle del carácter salvaje del espíritu,
de los fugitivos
cimarrones
nizaríes
de las Guerras Serviles
y de las que roban en los supermercados.
Acariciar los puntos blandos de su cráneo
como sólo se acaricia a un animal
o al amor de tu vida
-es decir, tu perro-
con la nariz sobre su frente
pensando en todos los golpes
que no podrá esquivar.
Niño,
que la tierra te sea leve
mientras vivas,
que no hay carga más pesada
que un instante
sin libertad.
hablarle del cuerpo,
martillo y clavo,
cuchillo y herida,
también tormenta en un bosque,
fértil como una voluntad generosa.
Hablarle del carácter salvaje del espíritu,
de los fugitivos
cimarrones
nizaríes
de las Guerras Serviles
y de las que roban en los supermercados.
Acariciar los puntos blandos de su cráneo
como sólo se acaricia a un animal
o al amor de tu vida
-es decir, tu perro-
con la nariz sobre su frente
pensando en todos los golpes
que no podrá esquivar.
Niño,
que la tierra te sea leve
mientras vivas,
que no hay carga más pesada
que un instante
sin libertad.
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