sábado, 10 de marzo de 2018

HERMÉTICA

De la tumba nacido,
nada dañará su carne podrida
ni traerá calidez a su casa,
las estancias vacías,
rotos los cristales
de todas sus ventanas.
Caminará hasta la eternidad por la tierra
arrastrándose entre las dudas,
olisqueando los vapores
sudores fríos,
obsequiándose con los huesos quebrados
de los que ya no pueden sostenerse.

Hogar de viudedades,
puso el ojo en mí desde el principio.

Y ahora, tras tanto,
duele lo que antes dolía
y ya ni disloca el gesto,
ojos de rata,
no traba ni entrecorta las palabras,
no cuesta pronunciarlas
porque ya no importan tanto.
Todo es más ligero,
dicen que eso es bueno
más duro más fuerte más hombre
y me pregunto
qué queda de mí
si yo quería ser menos.