miércoles, 13 de junio de 2018

777

Llorarán los cielos,
el cemento que habitamos
sollozará y gemirá de dolor
retorciéndose hasta el estrangulamiento.
Caerán colosas estructuras
devoradas por su propio fuego,
borrarán las líneas y los sentidos
para ver surgir de nuevo
otras máquinas predestinadas
a sucumbir en su momento.
Ahora y en la hora de nuestra mente
nuestro cuerpo castigado sin piedad, sin descanso.
Alegrías son penas y con ellas el castigo,
no hay más futuro que este
y ya se está muriendo.