Perdimos los colmillos para ser humanos,
células luchando para recomponer el mapa inicial,
como las cicatrices.
Luego el absurdo, la broma, el juego,
el vicio de proporcionarse
los debidos desengaños.
Fracturas del quinto metacarpiano,
ningún interés en solucionar los malentendidos pacíficamente.
Noches en vela frente a la nevera,
no distingo el maullido de las gatas en celo
del llanto nocturno de un recién nacido
pero aun confío en los perros mil leches que merodean
por las obras de los barrios de fuego.
Siempre vuelvo a casa andando
por las calles sin farolas
con la capucha puesta.
Una vieja me susurra
—tú también vas a morir
incluso ser víctima de la ternura de alguien.
domingo, 27 de diciembre de 2015
viernes, 18 de septiembre de 2015
Siete mil millones
Siempre quise ser huérfano
siempre pensé que terminaría viviendo debajo de un puente
en la cárcel
en el psiquiátrico,
haciéndome collares con mis dientes para regalárselos a las hienas
pero ahora, por mucho que las invoco a través del peligro
ya no oigo sus risas de centro de menores.
Siete mil millones de almas bostezando al mismo tiempo
siete mil millones esperando
esperando
esperando
esperando
esperando al mañana que nunca llega y al teléfono que ya no suena.
Viejos con dientes de leche
gordas hermosas golpeándose las carnes delante del espejo
almohadas con lunares rojos de tanto castigarse
niños jugándose las manos en el supermercado
madres endeudadas que ahogarían a sus hijos
para qué,
si la Máquina tiene siete mil millones de sucursales
y la vecina no conoce ni tu historia.
La soga que me ata a la vida la anudó un desconocido
y el caballo que me sostiene también quiere huir
desde que dije mi nombre en voz alta por primera vez.
Vida, llámame como quieras,
yo soy el que tengo que ser
y como Odiseo ningún hombre, nadie,
nadie me volverá a ver.
siempre pensé que terminaría viviendo debajo de un puente
en la cárcel
en el psiquiátrico,
haciéndome collares con mis dientes para regalárselos a las hienas
pero ahora, por mucho que las invoco a través del peligro
ya no oigo sus risas de centro de menores.
Siete mil millones de almas bostezando al mismo tiempo
siete mil millones esperando
esperando
esperando
esperando
esperando al mañana que nunca llega y al teléfono que ya no suena.
Viejos con dientes de leche
gordas hermosas golpeándose las carnes delante del espejo
almohadas con lunares rojos de tanto castigarse
niños jugándose las manos en el supermercado
madres endeudadas que ahogarían a sus hijos
para qué,
si la Máquina tiene siete mil millones de sucursales
y la vecina no conoce ni tu historia.
La soga que me ata a la vida la anudó un desconocido
y el caballo que me sostiene también quiere huir
desde que dije mi nombre en voz alta por primera vez.
Vida, llámame como quieras,
yo soy el que tengo que ser
y como Odiseo ningún hombre, nadie,
nadie me volverá a ver.
viernes, 14 de agosto de 2015
Correrá la sangre
Si aprieto muchos los dientes
puedo sentir los huesos de todos los muertos.
No son los recuerdos los que nos atormentan
sino la forma verbal del condicional, la posibilidad,
hasta de eso se salvaron los bosquimanos.
No quiero perseguir estos tiempos que corren
aunque me pasen por encima
clavándome sus pezuñas de barro,
ni sacarme los ojos con cucharas de plata
por todas las ausencias
-tal vez merecidas-
ni aceptar la eterna compañía de los cadáveres transitorios
de los niños sin nunca ni sombra
que gritan mi nombre al pasar.
Adiós al tormento de existir en un mundo muerto,
no volveré a entregar, como Belerofonte,
la carta que me condene.
No esperaré sentado el final inesperado,
me desentrañaré en lo alto de un rascacielos,
de esos que se ven a lo lejos
entre los bloques y casas bajas de este barrio de hambre.
Correrá la sangre como reclamo de buitres y hienas, compañeras,
y una vez saciadas
tomaremos por placer la ciudad para entregársela a aquellas
que aun escarban el asfalto para llegar al mar.
puedo sentir los huesos de todos los muertos.
No son los recuerdos los que nos atormentan
sino la forma verbal del condicional, la posibilidad,
hasta de eso se salvaron los bosquimanos.
No quiero perseguir estos tiempos que corren
aunque me pasen por encima
clavándome sus pezuñas de barro,
ni sacarme los ojos con cucharas de plata
por todas las ausencias
-tal vez merecidas-
ni aceptar la eterna compañía de los cadáveres transitorios
de los niños sin nunca ni sombra
que gritan mi nombre al pasar.
Adiós al tormento de existir en un mundo muerto,
no volveré a entregar, como Belerofonte,
la carta que me condene.
No esperaré sentado el final inesperado,
me desentrañaré en lo alto de un rascacielos,
de esos que se ven a lo lejos
entre los bloques y casas bajas de este barrio de hambre.
Correrá la sangre como reclamo de buitres y hienas, compañeras,
y una vez saciadas
tomaremos por placer la ciudad para entregársela a aquellas
que aun escarban el asfalto para llegar al mar.
lunes, 20 de julio de 2015
Volabesta
Todo lo que piso me pertenece
y siempre tengo hambre.
Ni compro, ni vendo,
la única ley la de las hienas:
nada sobra, todo se comparte.
La noche me amamanta con su leche de pantera,
niñas muestran orgullosas sus nudillos
en parques sin carteles, los dientes mellados,
cantando lo de si te vas a vender que al final sea una estafa.
Afila tu cuchillo con las costillas de tu jefe,
desnúdate,
úntate de sangre y piérdete,
el viento sopla de frente
si nunca dejas de correr.
y siempre tengo hambre.
Ni compro, ni vendo,
la única ley la de las hienas:
nada sobra, todo se comparte.
La noche me amamanta con su leche de pantera,
niñas muestran orgullosas sus nudillos
en parques sin carteles, los dientes mellados,
cantando lo de si te vas a vender que al final sea una estafa.
Afila tu cuchillo con las costillas de tu jefe,
desnúdate,
úntate de sangre y piérdete,
el viento sopla de frente
si nunca dejas de correr.
sábado, 30 de mayo de 2015
Son nuestras vecinas
Desde hace algún tiempo están surgiendo distintas plataformas y cuentas en redes sociales que se dedican a criminalizar a otras vecinas por el simple hecho de okupar y trabajar recogiendo chatarra. Dicen que sólo pretenden denunciar el “deterioro del barrio” pero lo cierto es que su actividad se centra exclusivamente en fotografiar a los migrantes, sus casas y sus carritos. Dicen que son un problema del que se quejan los “vecinos de Tetuán”, como si esas personas, por el hecho de trabajar en la calle, okupar y ser migrantes, no fuesen también parte de ese sujeto colectivo llamado “vecinos de Tetuán”. Se equivocan, Tetuán ha sido históricamente un barrio de traperos, obreros y migrantes, no de chivatos, racistas y gentrificadores.
miércoles, 6 de mayo de 2015
FU
Antes de ti yo ni escribía,
no de verdad.
Hace cinco años que nos encontramos,
abandonados y apaleados, los dos,
y juntos fuimos rescatándonos,
a nuestra manera, ya sabes,
si no había dinero sólo comías tú,
si yo no dormía no descansábamos ninguno,
si no te gustaba alguien,
a mi tampoco.
A tu paso brillaba hasta la calle Algodonales,
acuérdate,
los niños gritaban tu nombre desde las ventanas
y no había rincón, en todo el barrio,
donde no fueses recibido con honores.
No te fiabas de los hombres,
nunca pudiste olvidar los palos que aun marcaban tu espalda,
yo tampoco,
pero supimos vivir en igualdad,
ni amo ni mascota,
tú y yo.
Nunca lo entendieron,
y por dejarte la libertad que otros te negaron, nos separaron.
"Respeto por la vida", escribió un buen amigo,
y no faltaron hermanos, ni manos,
ni planes de asalto para intentar recuperarte.
Fue imposible.
Desde entonces he intentado escribirte,
pero no puedo, ni siquiera esto.
Tal vez esta vez sea por supervivencia,
para que el recuerdo de tu aliento y de tus latidos
sea un poco menos doloroso,
lo dudo,
algunas noches creo escuchar tus pasos y yo sigo aquí,
esperando a que algún día vuelvas a rescatarme de nuevo.
lunes, 16 de marzo de 2015
Antes de irme
Antes de irme
de echar el último vistazo
y pegar definitivamente la barbilla al cuello por última vez,
me gustaría traducir el lenguaje del resto de animales
probar con vosotras todas las drogas
unir las dos costas del Estrecho
-de todos los estrechos-
destrozar todos los registros bancarios, de identidad y propiedad
que nadie tenga ni deba nada
derribar los muros de las prisiones, los centros de menores, los psiquiátricos
las paredes de los colegios, los museos
las perreras, urbanizaciones,
centros financieros, laborales y comerciales
fronteras, todas,
plantar cebollas, patatas, tomates, ajos
uvas, hierbas, amapolas, rudas sirias,
cargarme a todos los policías que pueda
y bailar contigo desnuda
sobre la sangre de los cadáveres del viejo mundo.
de echar el último vistazo
y pegar definitivamente la barbilla al cuello por última vez,
me gustaría traducir el lenguaje del resto de animales
probar con vosotras todas las drogas
unir las dos costas del Estrecho
-de todos los estrechos-
destrozar todos los registros bancarios, de identidad y propiedad
que nadie tenga ni deba nada
derribar los muros de las prisiones, los centros de menores, los psiquiátricos
las paredes de los colegios, los museos
las perreras, urbanizaciones,
centros financieros, laborales y comerciales
fronteras, todas,
plantar cebollas, patatas, tomates, ajos
uvas, hierbas, amapolas, rudas sirias,
cargarme a todos los policías que pueda
y bailar contigo desnuda
sobre la sangre de los cadáveres del viejo mundo.
viernes, 13 de febrero de 2015
Cleptoparasitario
Yo también nací póstumo
y todo lo que toco me pertenece de forma generosa.
Prefiero la carroña,
como las hienas,
las noches predestinadas al laberinto
y la risa solidaria, a veces disolvente.
Poco importa, no soy gregario
tampoco indiferente,
deseo el valor de las cosas prohibidas
favorezcan o perjudiquen a la gente.
La gente no importa, la gente no existe.
Existo yo, existes tú, existe ella y esos de allí
pero no la gente
ni el pueblo
ni la patria
ni el dinero.
Mejor el placer que el esfuerzo,
robar que ganar, aunque sea lo mismo,
las personas torcidas, doblar las esquinas
las palabras malditas
y existir como cruzan la calle los viejos,
porque de todas formas vamos a morir atropellados.
y todo lo que toco me pertenece de forma generosa.
Prefiero la carroña,
como las hienas,
las noches predestinadas al laberinto
y la risa solidaria, a veces disolvente.
Poco importa, no soy gregario
tampoco indiferente,
deseo el valor de las cosas prohibidas
favorezcan o perjudiquen a la gente.
La gente no importa, la gente no existe.
Existo yo, existes tú, existe ella y esos de allí
pero no la gente
ni el pueblo
ni la patria
ni el dinero.
Mejor el placer que el esfuerzo,
robar que ganar, aunque sea lo mismo,
las personas torcidas, doblar las esquinas
las palabras malditas
y existir como cruzan la calle los viejos,
porque de todas formas vamos a morir atropellados.
martes, 6 de enero de 2015
H₂yuHn̥ḱós
Eres una artefacto detonante de 280 millones de años
y también un animal, aunque no lo sabes.
No tienes cornamenta, ni garras, ni siquiera una mandíbula retráctil
pero tienes ojos
y una máquina de huesos, ligamentos, músculos, venas y tendones.
Y así, a golpes de desencanto,
verás desvanecerse todos los segundos que te queden hasta que llegue tu hora.
Porque por si no tuvieses suficiente
con asistir como un pálido invitado al horizonte de tu propia ruina
y sostener la mirada, aunque sea a duras penas,
al confuso juego que otros crearon para ti,
un mecanismo cognitivo heredado genéticamente
para satisfacer la necesidad ya superada
de asegurar y perpetuar existencias
tan difusas como la tuya
te hará recordar aquello que no sabías y ahora sabes;
que eres parte del todo y del todo una parte,
que aun puedes aullar.
y también un animal, aunque no lo sabes.
No tienes cornamenta, ni garras, ni siquiera una mandíbula retráctil
pero tienes ojos
y una máquina de huesos, ligamentos, músculos, venas y tendones.
Y así, a golpes de desencanto,
verás desvanecerse todos los segundos que te queden hasta que llegue tu hora.
Porque por si no tuvieses suficiente
con asistir como un pálido invitado al horizonte de tu propia ruina
y sostener la mirada, aunque sea a duras penas,
al confuso juego que otros crearon para ti,
un mecanismo cognitivo heredado genéticamente
para satisfacer la necesidad ya superada
de asegurar y perpetuar existencias
tan difusas como la tuya
te hará recordar aquello que no sabías y ahora sabes;
que eres parte del todo y del todo una parte,
que aun puedes aullar.
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