jueves, 23 de noviembre de 2017

BRIQUET

No tengo ningún lugar al que volver,
nadie espera mi regreso
a ninguna parte,
quemé mi casa
con mi familia dentro
y no he vuelto a mirar atrás
jamás.

Pienso en todos los cadáveres,
en los miles de millones de muertos
que me precedieron,
en los llantos y desgarros
que prepararon la historia
para que yo pudiese existir.
Y francamente, querida,
me importan una mierda.

De pequeño conocí una de las leyes del mar.
Aquello que encuentres abandonado será tuyo.
Si lo descuidas, te olvidas
o dejas de disfrutarlo,
ya no te pertenecerá.

¿Por qué dicen que ese loco habla solo?
Porque no son capaces de escuchar.
He cortado y entrelazado los hilos sangrientos
del relato que nos legaron
y nada encaja.
Nada, salvo el humo lejano
de los otros incendios
que nos trataron de ocultar.

Soy el niño del bidón de gasolina.
No pongas esa cara,
sé que ahora mismo estás pensando
en dónde dejaste tu mechero.