jueves, 28 de enero de 2016

Incivismo y vandalismo

“Si los legisladores rehúsan considerar los poemas como crímenes, entonces alguien tendrá que cometer crímenes que sirvan la función de la poesía, o textos que posean la resonancia del terrorismo.”
Hakim Bey
El civismo es uno de los discursos ideológicos predominantes entre las autoridades políticas y mediáticas. Tal vez porque saben y recuerdan que cada estallido en los barrios, por mucho que intentasen reducirlo al “vandalismo urbano” para limitar su dimensión política, hace tambalear su pretendida paz social. El civismo es una concepción totalitaria de los cuerpos y los espacios, un falso consenso impuesto a través de la normatividad social e individual producto de la mediación integral de las instituciones en las vidas de y entre las personas, expresada en última instancia en el código penal. Al resultado de esta sutil desposesión, al rendimiento de la apropiación por parte de las instituciones políticas, económicas, culturales y sociales, se le llama ciudadanía, cuyo espacio natural es la ciudad.

sábado, 16 de enero de 2016

No sabemos

Nací con el cordón umbilical
enrollado alrededor del cuello
y desde entonces supe
que no había nadie manejando la máquina.

Florecemos en jardines viejos
custodiados por alambradas de espino
tierra estéril
impotente
cuyos surcos, antaño nítidos,
demasiado rectilíneos,
se confunden hoy con los garabatos a machete
de alguna niña bandida.

Y no sabemos ya nada.

No sabemos seguir el rastro
de un animal moribundo,
ni que al encontrarlo basta con acariciar
su pecho ensangrentado, tembloroso y caliente,
susurrarle palabras de amor al oído
crepitando
abrazándole
sincronizando nuestro ritmo cardíaco
bumbum
bumbum
bumbum
y en un gesto tórrido
como un beso de hambre,
le partimos el cuello,
posamos su cabecita de santo en el suelo
y lloramos,
porque estamos solos aquí abajo.

No sabemos estar solos
nunca llegaremos a estarlo del todo.
Danzamos como peonzas
entre provocaciones,
muertos de miedo, perros apaleados
y luego abandonados,
atrapados en un solar de cemento
desquiciados.
Cuando cae la noche aullamos
y nos acurrucamos, vencidos,
soñando que jugamos
al atardecer de un cálido verano
la espalda sobre la hierba todavía húmeda.
Nos despierta una caricia en el lomo y mordemos,
apretamos,
arrancamos y huimos tragándonos su sangre
entre latidos de llanto.

Porque no sabemos.
No sabemos nada.

martes, 5 de enero de 2016

VXTVM

Yo no tengo antepasados
sólo hilos de sangre atravesados,
pentagramas invertidos marcados a hierro,
carne muerta, letra escarlata, obra negra.
Las niñas silban la marcha fúnebre de la Reina María
mientras juegan con las vísceras
que aun palpitan.

Yo soy el primer hombre,
la única Historia,
sangre nueva, fecunda y tóxica,
una noche cerrada en un campo de grillos,
un fuego lejano,
el intervalo.

No quiero ser el genocidio de nadie,
aunque a veces sea ineludible,
sino el aullido que rompa la paz de los muertos
o el silencio,
la rama que quiebra calcinada
y cae sobre la tierra ajada.

El fin del mundo llegará
cuando devuelva a la tierra
mi aliento
mi carne y mis huesos,
dos cuervos sobre el pecho.
Mi ofrenda para las hienas.