domingo, 29 de mayo de 2016

KAIMNARG

Si se hundía el barco
se ahogaba con él,
si ardía la casa
se tumbaba dentro esperando,
si llovía de noche
caminaba despacio levantando el mentón
los ojos cerrados, la lengua fuera,
las palmas abiertas como en el qunút.
Le negaron el cuerpo
verbo del único acontecimiento,
a él, espíritu epifánico,
hijo de la geometría sagrada,
nacido, como todos,
en un ritual sangriento.
Ni crimen
ni fallo
ni error,
un humano envenenado -como todos-
que probó la alquimia y transmutó en ocaso,
en un triste adormecer.


viernes, 6 de mayo de 2016

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Hoy prefiero que piensen que miento,
que me siento culpable hasta de haber nacido.
Vine al mundo con las manos
manchadas de sangre
-como tú-
con el cordón umbilical enrollado
alrededor del cuello
y un cuerpo que antes fue cárcel,
también isla, a veces incendio,
otras tenue llama parpadeante
pendiente de tan solo un suspiro.

El que cree pierde,
lo aprendí por ahí.
La piel que ayer mordí
hoy son partículas de polvo
y aquello que dije el otro día
probablemente nadie lo recuerde ya.
Y qué le hago,
si los Otros son castigo
y los míos están lejos,
si algunos están muertos
y ellos son los menos,
si soy El Único y a la vez el resto
de todas mis versiones.

Qué importa,
asesiné al condicional
junto a las basarawa
mientras me limaban los dientes
y aun escucho al alba voces
que permanecen en absoluto silencio sepulcral.
Que hablen, que digan
eres un bosque 
y una noche de árboles oscuros,
un subterfugio,
el secreto sin espinas
bajo aquellos cipreses.