domingo, 30 de octubre de 2011

La madre de Panero hijo

Evgeny siempre ha querido ser huérfano. Es una de sus obsesiones. Una de tantas. Otro de sus temas recurrentes es el asunto de las baldosas de las aceras de Madrid. No hay día en el que no se acuerde y no se cague en los urbanistas de Madrid. 

A principios de Octubre intentó lanzar una campaña cívica -pese a su odio integrista hacia el concepto de civismo- para pedir el levantamiento urgente de todos los pavimentos de tránsito peatonal de la ciudad. A su parecer el minúsculo tamaño de las baldosas madrileñas impedía el caminar normal y natural de las personas ya que siempre presentaban irregularidades, causadas seguramente por la impericia de los obreros a la hora de colocarlos sobre la masa de cemento. Sin embargo siempre excusa a los obreros, unos parias al fin y al cabo, dirigiendo sus maldiciones a "los de arriba" del mismo modo que la responsabilidad del hundimiento de un barco siempre debe recaer en su capitán. 

Sin embargo la sociedad madrileña parecía estar demasiado ocupada -o distraída- con las manifestaciones antigubernamentales como para prestar atención a la campaña de Evgeny.
-¡¿De qué se quejan?! No me fío de quienes reivindican que la calle es suya y desconocen el peligro de sus aceras. No me fío de quienes no se molestan ni se acuerdan de los constantes tropiezos, mucho menos de los que ignoran las lenguas de fango que escupen esas baldosas los días de lluvia. Masa aborregada, eso es lo que son. Sólo son capaces de repetir slogans simples creados por otros. Además esos mismos que ahora están indignados hace un año te tomaban por loco si maldecías la democracia. No valen la pena, hazme caso. 
El pasado viernes se dejó en la barra del bar gallego que ambos solemos frecuentar una servilleta escrita por ambos lados. Sé que fue un descuido porque Evgeny jamás habría dejado semejante prueba a la vista de cualquiera. Evgeny detesta muchas cosas de la vida y nunca pierde la ocasión de enumerarlas una a una, como si se tratase de una lista negra personal con algún fin poco humanista. Despreciaba a los recién licenciados que estrenaban traje para su nuevo trabajo, a las típicas funcionarias del PSOE con collares y anillos étnicos, a los comerciales que usaban corbatas de colores estridentes, a las mujeres que pasean escondidas tras unas gafas de sol enormes y cara de cabreo, a los hombres que hablan demasiado cerca, a las mujeres que lo hacen demasiado lejos, etc. Entre esas fobias estaba la de los escritorzuelos que escribían en servilletas de papel. Claro que él no era un escritorzuelo, si ni siquiera un escritor. De hecho odiaba los libros.
-Mira, ni el mejor de los libros supera la historia de este barrio, de cualquiera de sus familias, de cualquiera de sus componentes. Hay mucha más verdad en los estantes del ultramarinos del pakistaní que en cualquier libro. Las historias de los libros terminan con el capricho de su autor. Después de ellos la nada. Fin, se acabó. Se puede seguir la pista de cualquier vecino varios años después de haberle conocido, rastrear el testimonio de cualquier chisme de patio de vecinas o conocer el destino de aquel amigo de la infancia. Pero en un libro uno no puede preguntarse por la suerte de alguno de sus protagonistas tras acabar la última página, no puede conocer los acontecimientos posteriores a la historia novelada. No. Los escritores crean mundos tal vez verosímiles y profundos pero su estrechez temporal y la imposibilidad para el lector de conocer más allá de la novela hacen de la literatura un arte prescindible. Para qué quiero libros si ya existe la gente. En su momento leí mucho, sobre todo en la universidad, pero eran lecturas obligatorias. Ahora ya no hay nadie que me imponga la lectura, por eso no la práctico.
He guardado la servilleta durante varios días pensando qué hacer con ella. Finalmente he decidido difundir su contenido porque seguramente demuestre que miente en algo.

Ojalá fuese huérfano
ojalá les hubiese matado cuando aun era niño
cuando no tenía ni edad para ir a la cárcel.

Si yo hubiese tenido una madre como la de Panero
(como la de Leopoldo María Panero)
si yo hubiese tenido la suerte
de tener una madre que sonriese siempre
que sonriese al contarle
que mi actividad sexual en el psiquiátrico
se reducía a las mamadas de los subnormales
a cambio de tabaco
yo
hubiese sido otro.

sábado, 29 de octubre de 2011

Apología de lo banal

La definición del dominio entre el ocio,
el trabajo y las necesidades:
ahí.

La extensión entre dos acciones productivas,
la superficie entre el hacer
y la nada:
ahí.

Emancipar el territorio,
expandirlo,
constituir una autonomía plenipotenciaria,
ahí,
sin injerencias de Lo Importante:
capitalizar el tiempo perdido,
elogio de la procrastinación.

Violar las fronteras del asueto y del deber,
ampliar el reino de las cosas menos urgentes
hasta el límite de la periferia:
reivindicar el no
hacer nada.

Blog de poetas que admiten críticas


Nunca pertenecería a un club que... ¡Qué típico!

Ya expuse en dos entradas lo que pensaba sobre la crítica, concretamente sobre la crítica anónima (I y II). El Blog de poetas que admiten críticas es algo distinto, muy distinto. Reconozco que cuando leí la propuesta por encima -muy por encima- pensé en que era otra propuesta cibernética de amiguismo y coleguismo bloggero (qué asco de palabra). Me equivocaba, es lo que tiene leer en diagonal. Tras un aviso de Mayte volví a leer la propuesta de nuevo y me interesó:
Esta noche he estado pensando que la poesía que se hace actualmente, la mía la primera, es la peor poesía desde el comienzo de la humanidad. Y cómo no vamos a ser malos hasta el sonrojo, si nos prohibimos la crítica y operamos con una falta de verdad que ni que fuéramos políticos españoles. Propongo por tanto hacer un club de poenautas que estén de acuerdo con dejarse criticar sus poemas.
He de reconocer que al principio Batania me caía muy mal. No le conocía pero ya odiaba a Iratxe. Iratxe por aquí, Iratxe por allá. Que se vaya a tomar por culo con Iratxe. Con toda esa legión cibernética haciéndole clubs de fans y coros rocieros. No le aguantaba. Los que somos un poco antisociales, tímidos o con algún tipo de fobia social repudiamos a ese tipo de gente. Además tengo una manía extraña hacia aquellos que recitan poesía públicamente, con excepciones (basadas también en prejuicios positivos). Supongo que está relacionado con lo anterior. Estoy siendo sincero, muy sincero. Empezó a caerme bien tras ver una entrevista con Paloma Corrales en la página de VeoGuadaTV. Le sigo sin conocer. Una vez me lo presentaron en un bar de barra de aluminio y bote de 10kg de aceitunas, y le he visto recitar en directo en un par de ocasiones en Los Diablos Azules de Madrid. Todo esto lo comento para que se entienda porqué yo rechazaba cualquier proyecto de este tipo (de este modelo, no de Batania) de antemano. Sin embargo mis prejuicios me fallaron una vez más (como con los hippies). Esta idea es muy buena. 

Es muy buena porque rompe con la dinámica de adulación gratuita y abre un campo de crítica sincera (o al menos bastante más sincera). Una crítica firmada, no anónima. Una crítica criticable, pero no por el autor de la poesía (en mi caso ¿poesía?) sino por otros participantes. Lo que haga luego cada cual con la crítica es otra cosa, no se trata de cambiar los poemas sino de ver por una vez la opinión real de otros al leer lo que escribimos. No estoy diciendo que eso no pase ya pero el porcentaje es mínimo. Esto podría ayudar a equilibrar la balanza. Tampoco sería divertido que todos los comentarios a cada entrada, a casa ¿poesía?, fuesen una corrección. A veces simplemente te apetece decir "olé tus cojones" de forma sincera. A veces sucede, por supuesto. Que siga sucediendo si es sincero, por favor.

El Blog de poetas que admiten críticas

jueves, 27 de octubre de 2011

El derecho al suicidio

El suicidio es la primera causa externa de defunción, por delante de los accidentes de tráfico o el SIDA. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) las muertes por suicidio representan el 4% del total de fallecimientos. Según el INE se suicidan anualmente de media unas 3.500 personas, una cifra que ha aumentado considerablemente desde el año 2008. La Organización Mundial de la Salud (OMS) constata en sus estadísticas que se suicida una persona cada 40 segundos. Es la primera causa de muerte violenta en el mundo, donde se producen al año un millón de suicidios y 20 millones de intentos, superando las muertes por guerras y homicidios juntos.

Los institutos de estadística suelen publicar con retraso de varios años las estadísticas sobre el suicidio. En el archivo del INE sólo están publicados los datos hasta el año 2006 (fuente), donde consta que se suicidaron oficialmente unas 1.806 personas. Según estos datos los hombres suicidas triplican al número de mujeres (1480 suicidios masculinos frente a 537 femeninos en el año 2006). El grado de eficacia del suicidio en España es bastante alto: de 2017 tentativas de suicidio sólo 211 fueron infructuosas. Las franjas de edades donde se producen más suicidios son, de mayor a menor: 60 años o más (719 suicidios), de 30 a 39 años (306 suicidios), de 40 a 49 años (295 suicidios), de 50 a 59 años (273 suicidios), de 20 a 29 años (180 suicidios) y finalmente de 13 a 19 años (33 suicidios). A la hora de suicidarse las personas con 60 años son más eficaces, ya que pese a ser los que más se suicidan (719), son la segunda franja con menos tentativas. La edad donde las tentativas son más representativas respecto a los suicidios consumados es la franja de 20 a 29 años: 50 tentativas de suicidio frente a 180 consumadas.

Según la misma fuente del Instituto Nacional de Estadística el modo de ejecución más utilizado es el ahorcamiento y estrangulación con 854 suicidios del total de 1.806, tirándose desde una altura (454 muertos), "otros medios" (148), envenenamiento (124), utilizando un arma de fuego o explosivos (118), arrojarse al paso de un vehículo (73) y finalmente con la ayuda de un arma blanca (35). En el apartado de tentativas el método utilizado menos eficaz es el envenenamiento con 75 tentativas de un total de 211.

***
El suicidio no es un problema: 
es la solución de un problema.

Cada vida debería depender de uno mismo. Lamentablemente no se pueden evitar, por su carácter, ni los accidentes ni las enfermedades mortales. La vida es temporalmente limitada, siempre acaba con la muerte. El momento y el modo de la muerte varían según cada individuo: no estamos programados para vivir unos determinados años o morir de una determinada manera. La mayoría de las muertes ocurren sin la aprobación del individuo, sin su consentimiento expreso ni su conocimiento en muchos casos. Es decir, la muerte de la mayoría de las personas depende de factores externos ajenos a él, muchas veces a través de un proceso doloroso y otras por el infortunio. La muerte puede llegar tras vivir los mejores años de una vida, que se apaga lentamente, o en el mejor momento de la vida de una persona, sesgando su potencial de futuro. La vida es lo único que tenemos, nuestra posesión más verdadera, nuestro territorio individual con plenos poderes y soberanía unipersonal. En sociedades donde los individuos tienen teóricamente la posibilidad de elegir sobre la forma de vida de otras personas, sobre el modo de organización de millones de otras vidas, hay un asunto personal que aun no se ha resuelto, un asunto de vital importancia que se teme abordar: el suicidio.

***
La bañera está llena,
cerramos el grifo.
La puerta está abierta,
la cerramos;
si está cerrada,
la abrimos.
La cena está hecha,
apagamos el horno.
Salimos de una habitación,
apagamos las luces.

***

Desde la asociación Podemos (Asociación por el Derecho al Suicidio) creemos que el suicidio es una decisión personal e individual tan aceptable como otra cualquiera que no incurra en ningún delito. 

Pedimos que se reconozca al suicidio como uno de los derechos inherentes al ser humano. 

Exigimos la inclusión de este derecho en la Declaración Universal de Derechos Humanos basándonos en el Artículo 12: "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación", ampliando el Artículo 3: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona" para que se reconozca que el derecho a la vida está ligado al derecho a poder decidir el momento y el modo de la muerte de uno mismo. 

Insistimos que toda persona tiene el derecho a suicidarse sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición, tal como reza el segundo artículo.

Por eso llevaremos esta propuesta de ley avalada con más de medio millón de votos. Una ley que ofrezca cobertura sanitaria universal para el suicidio asistido en centros públicos o privados. Una ley que permita que cualquier persona pueda suicidarse gratuitamente. Una ley que impida que el suicidio se convierta en un acto más traumático de lo necesario tanto para el suicida como para el resto de la sociedad. Una ley que impida que las aceras se llenen de cuerpos desmembrados. Una ley que limite la venta ilegal de armas de fuego para el suicidio. Una ley que provea a los ciudadanos de venenos y medicamentos mortales higiénicos y salas debidamente acondicionadas para el que lo desee. Una ley, en fin, que dignifique algo tan natural como matarse.

No queremos que se olvide que el suicidio ahorra miles de euros al erario público ya que la mayoría de los suicidas están en edad de jubilación (con la consiguiente pensión mensual) o afectados por alguna enfermedad mental (de baja laboral, cobrando el paro o/y siguiendo costosos tratamientos psiquiátricos).

Representamos a esos millones de suicidas de la historia que han muerto indignamente por culpa de una visión judeocristiana de la vida, represiva y restrictiva, incapaz de empatizar o apiadarse de una persona que quiere dejar de vivir. Por eso reiteramos nuestro compromiso: ¡Legalización del suicidio ya!
***
Si la casa está en ruinas
demoler,
si el coche ya no anda
chatarrero,
si la basura está llena
se tira.

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Nace la Asamblea de Apoyo al Suicidio

La Conferencia Episcopal ha emprendido acciones legales contra la asociación tildándola de "anticonstitucional y contraria a los valores morales universales de defensa de la vida"

Presentación de la AAS en Madrid           EFE
AGENCIAS - MADRID 27/10/2011

El Registro Nacional de Asociaciones de España acaba de aceptar la solicitud de constitución de la Asamblea de Apoyo al Suicidio (ASS), una asociación de ámbito nacional creada para "dar apoyo logístico y dignificar el suicidio". Según su presidenta Fabiola Weiß la propuesta "surge de una necesidad social" sobre un asunto, el suicidio, "que es ignorado por las instituciones pese a ser una de las principales causas de mortalidad en el mundo". 

La legalización de esta asociación no ha estado exenta de polémica. La Conferencia Episcopal Española ha remitido un comunicado a los medios de comunicación donde aseguran que han emprendido acciones legales para su ilegalización. Su secretario general y portavoz, Juan Antonio Martínez Camino, ha criticado duramente al gobierno socialista por "aprobar leyes y apoyar colectivos que van en contra de la dignidad humana". En unas declaraciones a la agencia EFE el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, ha expresado su indignación ante "un nuevo paso hacia la cultura de la muerte", ya que según él "la legalización del suicidio, del aborto y del matrimonio homosexual son pruebas irrefutables de que actualmente nos gobierna la maldad". Convoca a todos los católicos y a toda persona de bien a la manifestación del próximo sábado 29 de Octubre , que será "un acto de afirmación de la vida, un ejemplo de compasión y amor a la humanidad".


El portavoz de ASS Jose Luis Cachofeiro respondía horas después a la Conferencia Episcopal en una entrevista en el programa "Herrera en la Onda" de la radio Onda Cero alegando que "vivimos en un estado aconfesional donde cada cual puede expresar y defender libremente sus ideas mientras estas no constituyan delito". Señala que "nadie ha representado el mal en la historia como la Iglesia Católica", asegurando que "nuestra asociación se ha creado para facilitar y dignificar el suicidio, no incentivarlo", insistiendo en que "la vida de cada cual le pertenece sólo a él, exclusivamente a él le compete elegir qué estudiar, donde trabajar o qué hacer con su vida". Así mismo ha querido dejar claro que no tienen ninguna relación con la asociación Podemos
(Asociación por el Derecho al Suicidio) ya que a su juicio "presentan una alternativa asistencialista, cuando nosotros defendemos que cada persona sea libre de elegir su destino sin ingerencias del estado, sin esperar el consentimiento de psiquiatras y psicólogos de la sanidad pública".

Esta tarde se espera la comparecencia de Antonio Camacho Vizcaíno, ministro del interior, sobre lo que algunos medios ya hablan de "la última locura de Zapatero".

***

Nadie sabe cómo empezar este tipo de cartas. Llevo semanas pensando en cómo exteriorizar de forma clara todos mis pensamientos para que podáis comprender la decisión que voy a tomar. Esta carta está dirigida a todos mis seres queridos, es importante para mí que la leáis todos y aparquéis por un momento vuestras disputas personales. Es el último favor que os pido.

Todos sabéis que mi vida no ha sido especialmente difícil. Tuve la suerte de tener unos padres atentos y cariñosos, de esos que ya no quedan. Aun me acuerdo de cómo papá nos reunía a todos tras una discusión entre hermanos para hablar sobre el problema, intentando conciliarnos a través de la palabra. Nunca olvidaré la paciencia que tuvo mamá con nosotros, en cómo nos apoyaba en todo, incluso en las mayores locuras. Todos sufrimos cuando nos dejaron cuando fallecieron, fueron unos meses bastante duros por su ausencia, pero eso nos unió mucho, me acuerdo que nos veíamos casi todos los días. Cosa ahora impensable.

Yo, por suerte, no dejaré mujer ni hijos. Y digo por suerte porque ahora me doy cuenta de que era mejor así. De otro modo ahora ella sería viuda y mis hijos sufrirían mucho. Siento haceros sufrir ahora a vosotros, pero tenéis que entender que lo hago por el bien de todos. He vivido con tristeza el distanciamiento de la familia, he tenido que ver cómo lo que antes era una piña ahora era una guerra por cuatro duros. Sí, por cuatro duros. No creo que haya en el mundo cosa menos importante que el dinero, mucho menos para separar de este modo a personas que antes se querían mucho. Sí, quiero que lo recordéis: nos quisimos mucho. 

Por eso rechacé la parte de mi herencia, para intentar alejarme del foco del problema, esperando que mi autoexclusión facilitase las cosas. No funcionó. Pude ver como todos os precipitabais a un agujero negro, oscuro, de donde es difícil salir. El dinero saca lo peor de las personas. Os pido que penséis en ello y os preguntéis si el dinero ha merecido la pena, si ese es el precio de vuestra enemistad. Sabéis que papá y mamá jamás hubiesen permitido esta situación, y si existe algún lugar donde se van los que nos han dejado, estoy seguro que ellos se pondrían muy tristes. Sólo de pensar en papá y mamá y todo este lío que habéis montado me entran ganas de llorar.

Sois lo único que he tenido y lo único que tengo. Mis amigos de toda la vida fueron creando sus propias vidas y sus propias familias, el distanciamiento era inevitable. Para mí mi familia seguíais siendo vosotros, aunque hace tiempo que no se nos podía llamar "familia". Recuerdo como papá hablaba siempre de que la familia es lo más importante, que debemos defendernos los unos a los otros, que lo que pasa en la familia se queda en la familia. Vosotros lo habéis incumplido. Imaginaros que hubiese pasado si a mamá se le hubiese ocurrido denunciar malos tratos alguna vez. Pensadlo. Jamás habríamos vivido esa infancia y juventud tan alegre. No, nos hubiesen separado y enfrentado. Ya sabéis como son los divorcios, y dudo que un hombre tan bueno como papá hubiese aguantado mucho en la cárcel. Vosotros con vuestra actitud estáis deshaciendo todo lo que fuimos, los mejores años de nuestra vida. 

Desde hace algunos años, pero con más intensidad estos últimos meses, he deseado dormir y no despertar jamás. Cuando duermo estoy en paz, no sufro ni pienso, estoy tranquilo. Las peores horas del día son en las que estoy despierto, no lo aguanto. No aguanto ver esta situación, es muy triste. Creo que ya no tengo mucho que aportar a esta vida, creo que si ni siquiera vosotros me hacéis caso nadie más lo hará. Me he sentido muy solo estos últimos meses, hace mucho que no hablo con casi ninguno de vosotros porque ninguno de vosotros se ha dignado a contestar a mis llamadas. Yo no os he hecho nada. Nunca hice nada que pudiese molestaros, al contrario. Sabéis perfectamente que lo de papá y mamá lo acordamos entre todos, como papá hubiese querido. Estaban demasiado enfermos y verles sufrir así era una tortura, parece que os habéis olvidado. Ahora renegáis de mí como si yo hubiese hecho algo distinto a lo que todos queríamos, a lo que creíamos que era mejor para papá y mamá. Acordaos de cómo sufrían, de cómo lloraban, de cómo se iban muriendo lentamente sin que llegase la paz que les consolara. Fue algo muy triste, pero había que hacerlo.

Espero que mi decisión os haga abrir los ojos de nuevo. Espero que con mi ida todos os reunáis de nuevo, no sólo para leer esta carta, sino para poder hablar y arreglar de una vez vuestros problemas. Lo hago por nosotros, espero que sirva de algo. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido por nosotros. 

Os quiero.

***

lunes, 24 de octubre de 2011

La hierba que quiebra el asfalto

No hay asfalto que no quiebre
ante el ascenso de la hierba más débil,
no hay cemento que no se rompa
con el empuje decidido de un árbol,
no hay presa ni muralla en el mundo
que resista el embate de un tsunami,
no hay edificio antisísmico en Tokio
que soporte erguido un terremoto de más de 9 grados.

Algún día moriremos, 
está demostrado que va a pasar.

Pero
nada
impide
que mientras vivamos
podamos volver a la tierra:
quebrar el asfalto,
romper el cemento y a la vez
ser derrotados por un simple
modo condicional.

martes, 18 de octubre de 2011

No os hagáis los locos (si no estáis realmente locos)

Sí, no os hagáis los locos, lo digo por vosotros. Lo digo por esa estúpida costumbre de muchos autodenominados artistas que se dedican a exhibir una locura que no padecen, a jugar a estar enfermo, sí, a jugar a estar locos. No lo hagáis más, dejad esa pose, ese personaje, olvidadlo. No sois Dalí. Personajes como Dalí sólo ocurren cada dos mil años. Vosotros no sois Dalí, repito, abandonad la pose de la locura. No estáis locos, no os hagáis los locos.

Quién ha sufrido una enfermedad mental o psicológica jamás parodiaría la locura. La locura no se juega porque no es un juego, al contrario. Quién ha padecido o padece la locura, en cualquiera de sus vertientes, no montaría un circo con ella. Jamás. Un enfermo conoce demasiado bien el ruido oscuro, el vértigo de no encontrarse o de conocerse demasiado bien para temerse. Vosotros no. Un loco no quiere estar loco, un loco sufre. Vosotros no. Vosotros habéis creado monstruitos de corta y pega a partir de experiencias de otros. Ese monstruito ni siquiera está muerto, ese monstruito que vosotros llamáis locura es de hojalata o cartón. No vive, no camina a vuestro lado arrebatándoos vuestra vida. No sabéis qué es eso. Jamás lo sabréis. No os gustaría saberlo.

Creéis que la creatividad permite llegar a cualquier estado. Es mentira. Posiblemente os hayáis drogado todos los fines de semana durante años. Eso no es estar loco. Seguramente quisisteis moriros cuando os dejó vuestro novio a los veinte años. Eso no es estar loco. La tristeza no es depresión, cortarse las venas superficialmente no es un intento de suicidio. Era para llamar la atención. No os engañéis. No engañéis a los demás. Ser bipolar no es levantarse de mal café y acto seguido estallar de alegría con el vestido nuevo. No-lo-es. Mirar el correo y el móvil en un ataque de celos no es paranoia. Son simplemente celos. Agobiaros por los exámenes, sentir rubor ante una situación vergonzante no es ansiedad. Dad gracias porque no lo es.

Repito, insisto: no os hagáis los locos. No hace falta hacerse el loco para ser eso que creéis que es un artista. Un artista es un creador. Para crear una historia no hace falta estar loco. Cervantes no estaba loco, pero creó personajes que sí lo estaban. No sois Cervantes. Personas como Cervantes ocurren cada cinco mil años. Vosotros no sois Cervantes. Pero podéis crear historias verosímiles sobre gente que no está cuerda. Estupendo. Pero no os hagáis los locos. No lo estáis. Todo ese espectáculo egoridículo es innecesario. Vosotros no os lo creéis, los demás no os creen. Abandonad la pose.

Vosotros no habéis sentido que tenéis un enemigo dentro. Un enemigo de verdad, astuto y fuerte. Un enemigo que os pone la zancadilla, que os amordaza entre vuestros huesos, que actúa a vuestras espaldas. Vosotros no sabéis lo que es vivir a partir de otro que nadie más puede ver. No sabéis lo que es sentir miedo al tocaros, al sentiros, al veros. No sabéis qué clase de vida es aquella que se vive a expensas de lo que decida otro que no existe. No, no lo sabéis. Sois afortunados, seguid así.

Mientras vosotros jugáis a los locos, mientras vosotros os drogáis de mil formas distintas para intentar acercaros a eso que creéis que es la locura, los locos sufren. Ningún enfermo mental tomaría algo para sentir su enfermedad, porque su enfermedad le acompaña siempre, quiera o no, de una forma tan intensa que no seriáis capaz de entender jamás. Por suerte, jamás. Y al día siguiente tendréis una resaca que no os dejará levantaros de la cama, y os quejareis. Un enfermo puede estar semanas, meses, sin salir de su cama. A los enfermos les hipermedican y no tiene nada de gracioso, nada de lúdico: no es divertido. Los enfermos quieren curarse porque están enfermos. Vosotros queréis enfermar porque estáis cuerdos. No juguéis a estar locos.

Estar enfermo de locura es socialmente denigrante. Jamás lo entenderéis. A un loco nadie lo entiende. Nadie entiende lo que es estar enfermo psicológicamente. Cualquier persona siente compasión hacia un enfermo de cáncer. Cualquiera puede sentir empatía hacia alguien a quién hayan amputado una pierna. La herida física se entiende. La herida mental no. Los enfermos mentales tienen que enfrentarse a todo el mundo porque ese mundo no es capaz de entender que está enfermo. ¿Dónde está la herida? ¿por dónde sangra? ¿y las vendas? Nadie ve nada. Por eso no lo entienden. Ocurre que muchas veces ni siquiera les creen. "Si no sangra está sano", dicen. "Si puede caminar puede trabajar", dicen. Es mentira. La mayoría de las enfermedades mentales son para toda la vida. Creedme, para toda la vida. Por mucho que se ultramediquen, por mucha terapia y por mucho dinero que uno se gaste en psiquiatras, la enfermedad sigue ahí. A veces está más tranquila, a veces un loco cree estar curado. Pero es mentira. La herida está demasiado dentro, tal vez dormida, pero esperando. Es un león, una serpiente, un grillo o un buitre: da igual. Sigue ahí esperando y no se rinde jamás.

Insisto, repito, imploro: dejad de haceros los locos. Si sois buenos en lo vuestro os juzgarán por ello, sino no, por mucho que hagáis un papel. No hay nada peor que un autodenominado artista que pretende estar loco para compensar su falta de talento. Sed sinceros con vosotros. Sed sinceros con los demás. Abandonad la pose, abandonadla ya. A algunos locos, a algunos enfermos, a algunos tarados, no les queda otra que eso que llaman arte para sacar sus demonios. Dejadles esa parcela para ellos. Ese territorio es suyo, sólo suyo, de nadie más. No juguéis con eso. No se lo arrebatéis más. No no lo hagáis. No es un aviso, no es un consejo: es una amenaza.

viernes, 14 de octubre de 2011

Mandarinas

La situación social actual es un drama:
nos recortan derechos
libertades
servicios sociales
y subsidios.
Cierran colegios,
hospitales
centros públicos para los más necesitados
(seguimos siendo la clase menesterosa).
Pero lo realmente preocupante
es la imposibilidad de encontrar
una mandarina de verdad.

-Eso es porque nadie quiere pepitas.

No quieren mandarinas con pepitas
no quieren sandías con pepitas
no quieren mujeres con pepitas
casas con pepitas
ideas con pepitas.

Pronto exigirán
carne sin sangre
pescado sin espinas
rosas sin espinas
mujeres sin espinas
ideas sin espinas.

Yo
sólo
quiero
mandarinas de verdad:
mandarinas con pepitas
y mujeres con espinas.

jueves, 13 de octubre de 2011

La crítica anónima (II)

http://www.legaljuice.com/Crazy%20Grandma%20grandmother%20nuts%20insane%20wacky.jpgTal como decía en la anterior entrada sobre la crítica anónima y a riesgo de parecer petulante al citarme a mi mismo: "no infravaloro ni rechazo ciertas críticas anónimas por el simplemente hecho de serlo. Muchas críticas sin firmar son bastante certeras, incluso algunas de ellas constructivas. Sin embargo en internet la posibilidad de escribir anónimamente hace que un gran porcentaje (si digo 99% sería casi verdad, pero como no dispongo de datos no quiero inventarme porcentajes como hacen en los telediarios) haga uso de ese derecho simplemente para molestar sin dar la cara, sin tener responsabilidades ni cargar con las posibles represalias".

De ese 1% restante del cálculo imaginario de usuarios anónimos que critican con fundamento, como diría mi admirado Karlos Arguiñano (que ha publicado un libro por año desde 1992), me gustaría comentar tres blogs que considero bastante interesantes aunque no siempre constructivos (no tienen porqué serlo cuando el edificio está podrido y roído). Supongo que a estas alturas casi todo el mundo que visita este blog los conoce, pero también hay una minoría de despistados (amigos personales, aunque no conozco a nadie que tenga amigos impersonales o ajenos) a los que seguro les gustará descubrirlos.

El Colectivo Addison de Witt lleva desde el 2007 analizando y diseccionando los principales premios de poesía de España, la relación entre los premiados, los jurados, los representantes y las editoriales. Prácticamente todo el mundo sabe que los premios literarios en España son lo que son (lugar común y no por ello menos cierto), una maquinaria de promoción interna, conservadora y basada en el amiguismo que premia a los mejor relacionados que a la vez son normalmente los que aseguran mayor margen de beneficios para la editorial o fundación que los organiza. Nada nuevo. El Colectivo Addison de Witt desmenuza esas relaciones aportando nombres, datos y lugares de esas relaciones, documentando su crítica y aportando algo de luz sobre esa autoconstituida clase privilegiada de las letras, corrupta y cleptocrática (bastante subvencionada y financiada con dinero público, ese que pertenece a todos pese a la exministra Carmen Calvo: "el dinero público no es de nadie"), que domina o intenta dominar el mercado editorial español.

La razón de su anonimato la explican ellos mismos:
¿Por qué trabajáis como colectivo y renunciáis a la identidad?

Es un tema muy complejo como para explicar en una columna. Nuestra posición actual parte de la carta que Keats escribe a Richard Woodhouse el 27 de octubre de 1818. En ella, Keats dice: "Un poeta es lo menos poético de la existencia, ya que carece de identidad desde el momento en que se ve continuamente en la necesidad de ocupar el cuerpo de otro". La esencia de este carácter poético consiste en carecer de identidad. "La función del poeta es acoger lo que se muestra, sin interferir, dejando que todo sea lo que es, y para que esto ocurra ha de carecer de identidad, o al menos de la identidad que nos es familiar". Si se sustituye la palabra poeta por crítico, el argumento resulta hasta más poderoso.

Como dice Cadenas, "Nuestra cultura siente recelo frente a todo lo que atente contra su soporte, que es el yo". Y por eso se entienden los recelos que nuestra falta de identidad produce en algunos.
 El segundo blog que quiero enlazar es el de la Patrulla de Salvación, dirigido por la sargento Margaret y sus amigas, un grupo imaginario de ancianas que acuden al rescate del Libro ante los peligros que lo acechan, que no son pocos. Libros y autores, claro está. Libros, autores y lectores, todos amenazados por una industria -la del libro- que se asemeja demasiado en la práctica al resto de industrias actuales. Era inevitable que fuese así, pero no por ello hay que dejar de protestar. Al fin y al cabo un libro no es exactamente lo mismo que unas zapatillas Converse (por poner un ejemplo), aunque para el mercado se trate básicamente de lo mismo y por lo tanto se aplican (¿implementan? qué horror de palabra) los mismos métodos en base a los mismos códigos y tipos de negocio. 

En el mercado actual un libro es un producto similar a cualquier otra mercancía de consumo, los escritores son parte de la producción (aunque a un nivel distinto que el de los trabajadores en precario de empresas como Apple en países del "Tercer Mundo"), y por lo tanto las editoriales trabajan ya como cualquier otra empresa de bienes de consumo, en detrimento de la "cultura" (sigo esperando a que me envíen los de Público una entrevista a tres sobre mercado y cultura que publicaron hace bastantes meses y que no he conseguido encontrar). Pueden leer aquí la presentación de las chicas de Patrulla de Salvación, sus objetivos y una breve explicación (lo que en inglés sería FAC). Echo de menos sus consejos postreros sobre cócteles, pero supongo que la cosa está más seca de lo que cabría esperar.

Por último me gustaría comentar el blog de Lector mal-herido escrito por el personaje Juan Mal-herido, creado por Alberto Olmos. No se trata de un blog específicamente anónimo, pero la responsabilidad de las opiniones recaen sobre un personaje ficticio, como en toda novela (aunque haya gente a quien que le cueste entenderlo). Sus críticas literarias -ese género extraño- son bastante ácidas corrosivas insultantes hijas de puta, el personaje es machista, misógino, algo engreído y muy faltón. Por eso gustan. La gente quiere sangre, la gente quiere Sálvame Deluxe aunque no soporte verlo. La gente quiere chismorreos combinados con comentarios ingeniosos -y suficientemente certeros- sobre otra gente, sobre otros escritores. Eso lo sabe Jorge Javier, lo sabe Alberto Olmos y lo sabe hasta Perry. Eso funciona. A mí me entretiene, me divierte. A veces incluso me fío de su criterio. La Patrulla de Salvación le dedicó un post no tan amable hace no mucho: "Alberto Olmos está muy suelto".

Es decir, aunque parezca contradictorio, defiendo cierto tipo de anonimato si este sirve a una buena causa (la crítica, la investigación e incluso el humor). Lamentablemente la gran mayoría de comentaristas y críticos anónimos son simplemente trolls, sólo pretenden molestar sin aportar nada más (ni siquiera humor). Me consta que tras el artículo anterior al menos un troll se ha registrado en Blogger para dejar comentarios. Lamentablemente no creo que vaya a ser una práctica generalizada. Lamentablemente incluso registrándose no aportan mucho. Lamentablemente para ellos los bloggers (otra palabra que odio) podrán censurarles cuantas veces quieran. Si quieren molestar de verdad, profunda y radicalmente, que lo hagan como estos tres ejemplos que he puesto. Cualquiera sirve, pero no sirve cualquiera. Por eso seguirán existiendo trolls. Trolls en comentarios y en revistas literarias, trolls en las redes sociales e incluso trolls en la política, como Durán i Lledia.

martes, 11 de octubre de 2011

La crítica anónima

Los blogs son plataformas online híbridas entre el internet 1.0 y el 2.0, porque aunque exista un único emisor por blog -a no ser que sea un blog colectivo- los lectores-receptores participan aportando comentarios y pueden trasladar el debate a su propio blog o a otros portales/foros de internet. Es decir que los receptores son a la vez emisores de información y viceversa.

Las principales plataformas de blogs gratuitos permiten a los administradores filtrar los comentarios de distintas formas: pueden activar la opción de moderarlos antes de ser publicados a través de la aprobación individual de cada mensaje, pueden introducir palabras clave para que los comentarios que las contengan no se publiquen y vayan directamente a SPAM y pueden elegir el grado de anonimato de sus comentaristas. Esta última opción establece distintas autorizaciones para discriminar qué tipo de lectores pueden dejar un comentario en una entrada: todos o únicamente usuarios registrados (en la propia plataforma o en otros servicios subsidiarios). La opción "todos" posibilita que puedan responder tanto los usuarios registrados como los "anónimos". 

Sobre esta última opción se ha hablado mucho. Hasta hace unos meses yo permitía en mi blog cualquier tipo de comentarista, estuviese o no registrado. Sin embargo conforme las visitas han ido aumentando, también lo han hecho los comentarios de usuarios que, amparándose en el anonimato, se han dedicado a hacer el troll. Todo el mundo sabe qué es un troll, así que no hace falta entrar en definiciones. Este tipo de usuarios dificultan y entorpecen cualquier tipo de debate si lo hay, o simplemente afean de forma gratuita cualquier entrada con insultos y provocaciones -la mayoría de ellas bastante pobres, pero molestas.

Cuando tenía activada la opción de que todos los usuarios pudiesen comentar, incluidos los anónimos, sabía a lo que me exponía y lo toleré porque el número de trolls por entrada era tolerable y a veces me hacían gracia, a veces me reía con ellos, pese a ellos. De hecho me parecían hasta simpáticos -repito, pese a ellos- y sus intervenciones me entretenían unos segundos en esos minutos tontos que todos tenemos o deberíamos tener. Incluso escribí algunas poesías partiendo de comentarios de trolls, intentando crear un juego en el que sus ofensas formasen parte de mis ¿poesías?. No quisieron jugar conmigo y el número de trolls aumentó tanto que tuve que restringir la participación en cada entrada a usuarios registrados, pese a las quejas de algunos amigos que se negaban (y se niegan) a registrarse para poder comentar.

Todo este rollo asunto de los trolls y del anonimato me suele a la larga aburrir, no me interesa mucho leer sobre esta problemática este asunto y mucho menos aburrir a los demás con él. Sin embargo en apenas dos días he leído dos entradas bastante interesantes sobre la crítica el insulto anónimo que me gustaría compartir. Kiko Amat publicó el 30 de Septiembre en el suplemento de Cultura/S de La Vanguardia un artículo bastante certero y macarra sobre este tipo de actitudes:

Cuando yo era joven, hace 10.000 años luz en una galaxia muy lejana, los litigios se saldaban presentándote llave inglesa en mano en el bar habitual del contrincante, habiendo o no presentado antes el listado de agravios (“¿Así que mi Gladys la chupa en los vestuarios, eh?”). Era eso o atrapar al enemigo en algún instante desprevenido y arrearle con una tochana en la nuca. En ambos casos, la presencia física de uno se consideraba indispensable para llevar la justicia a buen puerto. A no ser, por supuesto, que uno fuese una miserable rata de cloaca. Entonces podía vengarse la afrenta desde el anonimato, depositando un zurullo de mastín en el buzón del otro, o espolvoreando el depósito de su TZR con sidral. Huelga decir que nadie respetaba esta forma de revancha, y esa era una razón añadida (a la cobardía) para que el vengador enmascarado permaneciera oculto en la infamia. Un atacante anónimo no es un héroe, por mucho que su víctima se lo andara buscando: sigue siendo una basura a la que todos escupen, como un delator carcelario. El código no escrito de la raza humana es, y siempre será: da la cara, canalla.
El artículo completo se puede leer aquí: ¡Twitterlinchamiento!

Hace algunos minutos Javier Serrano ha publicado la segunda parte de "El arte de insultar" de Arthur Schopenhauer sobre el mismo tema en la era preinternet -obviamente- pero igualmente de interés actual tanto por su contenido como por la existencia de ese tipo de actitudes en las publicaciones en papel.


Un crítico anónimo es un sujeto que no quiere rendir cuentas sobre lo que dice o calla acerca de los demás y de las obras que éstos producen. 
Hay que considerar de entrada al crítico anónimo como un bribón que desde el principio se propone engañarnos. Así lo intuyen aquellos críticos que escriben en las revistas honnêtes [honestas] y firman con nombre y apellido. 
Cuando se trata de atacar, Don Anónimo personifica a Don Canalla. 
Antes que nada, habría que eliminar ese refugio de todas bellaquería literaria, el anonimato. Ha sido introducido en las revistas literarias so pretexto de proteger al crítico honorable, mentor del público, de la cólera del autor reseñado y de la de sus padrinos. Sólo que por cada caso como éste hay cien más en los que sólo sirve para librar de toda responsabilidad al que no está en condiciones de defender aquello que dice, o incluso para encubrir la vergüenza de quienes son lo suficientemente venales e indignos como para elogiar ante el público un libro malo a cambio de la propina de un editor. A menudo sirve también para tapar la mediocridad, la insignificancia y la incompetencia del que juzga. Es increíble la desfachatez de algunos sujetos y las trampas que cometen cuando se sienten amparados por el anonimato. Así como existen antídotos, sirva como antídoto universal contra la crítica contenida en todas las recensiones anónimas, sin importar si pecan por alabar lo malo o censurar lo bueno, el siguiente: «¡Bribón, danos tu nombre! Pues sólo los pícaros y los criminales se cubren el rostro o se ocultan tras una capa para asaltar a la gente decente». Por lo tanto: «¡Danos tu nombre, bribón!» [...] ¿Acaso se permitiría que un hombre, estando enmascarado, arengara a la multitud o hablara ante una asamblea? ¿Y qué tal si éste, para colmo, se atreviera a atacar a los demás y cubrirlos de oprobios? ¿No lo pondrían enseguida de patitas en la calle? 
Quien escribe y polemiza anónimamente se hace eo ipso sospechoso de querer engañar al público o manchar impunemente el honor ajeno. Por eso, para mencionar al crítico anónimo, aunque sea ocasionalmente y sin ánimo de censurarlo, se deberían emplear epítetos como: «el cobarde y anónimo bribón tal o cual» o «el embozado y anónimo truhán de tal o cual revista», y así sucesivamente. Éste es en verdad el tono correcto y apropiado para referirse a tales sujetos y dejarlos sin trabajo.
Enlaces a las dos entradas de su blog:
"EL ARTE DE INSULTAR" (1) - ARTHUR SCHOPENHAUER
"EL ARTE DE INSULTAR" (y 2) - ARTHUR SCHOPENHAUER

Dicho (y copiado) todo esto, no infravaloro ni rechazo ciertas críticas anónimas por el simplemente hecho de serlo. Muchas críticas sin firmar son bastante certeras, incluso algunas de ellas constructivas. Sin embargo en internet la posibilidad de escribir anónimamente hace que un gran porcentaje (si digo 99% sería casi verdad, pero como no dispongo de datos no quiero inventarme porcentajes como hacen en los telediarios) haga uso de ese derecho simplemente para molestar sin dar la cara, sin tener responsabilidades ni cargar con las posibles represalias. Por otra parte registrarse con un apodo o seudónimo no es tan complicado y es prácticamente igual de anónimo, lo que podría indicar -pero no lo puedo asegurar- que se tratan en gran parte de usuarios que ya están registrados y tienen sus propios blogs pero que prefieren no dar la "cara". Para bien o para mal yo siempre he firmado mis comentarios, tanto con mi seudónimo (que no es anónimo) como con mi nombre y apellidos (que es tan nombreyapellidos como mi seudónimo, con el que me identifico igualmente "en sociedad"). No me importa decir lo que pienso públicamente, no por valentía ni honestidad, sino porque decir las cosas y firmarlas es un gusto y una sensación tan especial que merece la pena ganarse algunos enemigos aunque no tengan la talla suficiente para serlo.

Con todo este rollo este texto lo único que pretendía es que los que me visitan lean los artículos que he enlazado, lo demás puede ser considerado paja. Ojo, no hay que menospreciar la paja, al contrario.

lunes, 10 de octubre de 2011

Las Cosas

Todas las cosas deberían tener un nombre propio.
Por ejemplo ese banco de nada,
ese banco de mierda incómodo
no pertenece al Ayuntamiento
ni forma parte del mobiliario urbano:
ahí durmió Alguien durante meses,
ahí se sentaba Alguien a esperar a Alguien
durante horas
sin factura ni derechos de propiedad
¿para qué?
si cuando las cosas son nuestras [de verdad]
no necesitamos recibos:
las cogemos,
las usamos,
y a veces incluso las olvidamos.

viernes, 7 de octubre de 2011

Miedo

Gandhi con jóvenes fascistas Avanguardisti en su visita a Roma (1931)

Gandhi dijo que
“la violencia es el miedo
a los ideales de los demás”,
y yo, lo reconozco,
tengo mucho miedo:
tengo miedo a Occidente,
a babor y a estribor,
miedo a todos los -ismos,
todos,
incluido el de uno mismo.
Tengo miedo a las neveras vacías
a las casas vacías
a
las
cabezas
vacías
o a las que no tienen sitio
para nada más.
Tengo miedo a los pájaros sin alas,
a los aviones sin alas,
miedo a las personas sin alas
que no se atreven a volar
o que lo intentan demasiado pronto
desde el puente de Toledo.
Tengo miedo,
mucho miedo,
miedo al miedo
al medio miedo
y al medio medio
(que es un cuarto)
sin ventanas
ni ascensor.

martes, 4 de octubre de 2011

París 2011

http://www.lefigaro.fr/assets/photo/gare-du-nord-afp-guillot.jpg


Evgeny no había vuelto a París desde hace tres o cuatro años, cuando fue a visitar a una exnovia que se había escapado con un francés que conoció en unas vacaciones en la Costa Azul. Al parecer el francés se había puesto violento con ella en las últimas semanas, lo cual no era de extrañar ya que formaba parte de los Boulogne Boys, los hooligans del Paris Saint Germain -el grupo ultra más importante de Francia. La visita duró tres días aunque se pasó la mitad del tiempo subiendo y bajando las escaleras del pequeño apartamento donde se alojaba su exnovia, deambulando por le 5e arrondissement tras cada discusión que siempre finalizaba con gritos, portazos y Evgeny en la calle junto a los demás tristes y malqueridos de París, que no eran pocos entonces.

***
El RER es el tren que conecta el aeropuerto Charles de Gaulle con la Gare du Nord. El gaullismo es un artefacto que ha servido a la clase política francesa para justificar cualquier variante ideológica populista del mismo modo que lo ha hecho el peronismo en Argentina, salvando las distancias, aunque dudo que esa pareja de clase media-alta norteamericana lo sepa. En la terminal del aeropuerto eran todo caricias y arrumacos, no se soltaban ni un momento. Ahora en el tren su única preocupación parece ser la de mantener sus maletas a salvo y tratar de pasar desapercibidos. El sueño de la escapada romántica parisina que les han vendido se ha esfumado al entrar en el vagón. Lo que tenía que ser un tren antiguo al estilo burgués es en realidad una caja de zapatos azul y amarilla. Lo que tenía que ser un obrero con boina con una baguette debajo del brazo es en realidad un negro encapuchado de casi dos metros de altura con mirada rencorosa. Lo que tenía que ser un bohemio leyendo en el tren es en realidad un hombre con traqueotomia pidiendo unas monedas insistentemente. Por eso no me extraña que mi cara, asilvestrada por una barba incontrolable, les pareciese el lugar más seguro donde mirar durante el trayecto.

Al salir de la Gare du Nord todos los turistas se llevan el mapa a los ojos. Buscan en él un sustitutivo de la realidad de las calles parisinas adyacentes a la estación. En los mapas las ciudades parecen pulcras, perfectas, ordenadas y repletas de monumentos y lugares de interés. Las calles del Boulevard de Magenta son todo lo contrario: paquistaníes cocinando maíz en carritos de la compra, negros de las colonias con crestas gritando y escupiendo, franceses circulando en moto por las aceras atropellando peatones y gendarmes enormes de todos los colores armados con metralletas. 

Al dirigirme calle arriba un musulmán vestido con una túnica blanca y gorro del mismo color me toca el hombro y me grita "vous avez raison de porter cette barbe!", claro que la suya era mucho más frondosa y larga y tenía el bigote afeitado al estilo árabe. Los jóvenes musulmanes de París ya no llevan barba, símbolo de hombría y masculinidad, sino que visten más bien como la racaille: chandal Sergio Tacchini y zapatillas Lacoste. Lo único que les vincula con su pasado es el hachís y la agresividad propia del mito de la secta de los nizaríes. Por eso los viejos musulmanes valoran tanto una buena barba, a menos que sea la de un judío, pero esos viven en otros barrios parisinos y apenas pisan estas calles.

***

En París todos los bancos están ocupados por mendigos. Es posiblemente la ciudad con más indigentes que haya conocido, muchos más que en Moscú o en Nueva York. Parecen formar parte del paisaje y están integrados en él con total naturalidad. Muchos de ellos están heridos, aun sangrantes, lo que significa que París es una ciudad peligrosa o que una herida es una buena inversión estética para pedir dinero en la calle. La mayoría de ellos, por no decir la totalidad, son borrachos y enfermos mentales que no tienen donde caerse muertos. 

Entre banco y banco y a unos pocos metros de los grandes monumentos que dan gloria a la revolución francesa se apilan colchones mohosos donde viven y duermen -en la calle- familias gitano-rumanas. El espectáculo es asombroso: las terrazas típicamente parisinas -donde un café cuesta 6 euros- están orientadas a la calle, donde decenas de niños y niñas rumanas juegan con la basura en la Plaza de la Bastilla, spot de skaters y punkis quinceañeros en franca minoría. La primera palabra que aprenden los turistas al llegar a París es "non" y la utilizan cada cinco minutos para quitarse de encima a algún pedigüeño mientras apartan la mirada con vergüenza y miedo.

***

La Place des Vosges es otra cosa. En el aristocrático barrio de Le Marais aun pervive el Ancien Régime y sus calles recuerdan a los enriques, a Luis XIII o al Cardenal Richelieu, aunque les Bobos prefieren decir que por ahí andaba Victor Hugo, que parece más bien otra marca francesa para seguir vendiendo viajes a París. Todas son guapas, todos son atractivos, todos se tumban en el césped con un libro o una libreta donde apuntar cosas. Ningún gesto, ninguna postura, se sale de lo acordado. Nada está improvisado, todo forma parte de esa actitud altiva subyugada a la posse. Por la calle nadie sonríe, l´entente cordiale entre iguales se desvanece cuando los parisinos de clase alta se desplazan andando. Según su lógica cuanto más enfadado y borde parezca uno más elegante y atractivo será para los demás. 

***
-Evgeny, ¿has visto a esos?
Evgeny estaba abstraído pensando en lo antipáticos y poco flexibles que eran los camareros franceses.
-¿A quienes?
-Joder Ev, al grupo de ahí que están sentados en las mesitas de esa terraza- indicando con sus dos manos en dirección a "esa" terraza.
-Sí... ¿qué pasa con ellos?
-Son los "indignados" franceses, quedan todas las semanas en esa terraza para hacer sus reuniones.
-Hay que ser muy imbéciles o muy franceses para hacer reuniones de ese tipo en terrazas de este tipo- dice Evgeny mientras apura la cerveza de 7,5€.
-¡Por eso lo digo! En Egipto o en España eso sería impensable...
-No compares Egipto con España.
-Ya estás otra vez Ev... Salgamos corriendo antes de que venga el camarero de nuevo.

***
Al este del canal Saint-Martin, en uno de los barrios judíos, estaban de celebración. Evgeny preguntó a un grupo de jóvenes de qué festividad se trataba. Ni le miraron. Entró en una tienda paquistaní para comprarse una cerveza, los pasillos eran tan estrechos que sus barbas rozaban al mismo tiempo los estantes de la derecha y los de la izquierda. El dependiente le dijo que "esos" estaban celebrando el Rosh Hashaná, el año nuevo judío. Al salir de la tienda se dirigió a un gran parque en pendiente con un gran lago central. A los lados del camino estaban sentados decenas de judíos con kipá y camisa blanca por fuera anudada hasta el último botón. Le costó reconocer que tenía miedo de aquellos imberbes, tal vez la situación le recordaba alguna escena con hileras de cuervos esperando su presa. Prefirió salir del parque y seguir andando a lo largo del canal, donde de mezclaban parisinos blancos bebiendo cerca del agua, judíos sentados en los bancos, musulmanes paseando y borrachos tirados por el suelo. 

Cada uno de los grupos iba vestido de una forma característica, como un gran parque temático de las religiones y culturas. Evgeny sentía tanto asco por todas las razas -incluida la suya- y religiones que no lo podía soportar. Antes de dejar el barrio pasó por una frutería, a la entrada a modo de bienvenida una pegatina de la liga de defensa judía "Defendons nous de l´antisemitisme. Tous avec l´Israel". Se acordó de Le Beitar, el grupo sionista violento que operaba en Francia y que se dedicaba a apalizar estudiantes propalestinos en las puertas de las facultades.

***

Me gustaría jurar que jamás volveré a París. Pero sé que al final volveré, como todos. Los negros serán más negros, los blancos más blancos, los judíos más judíos y los musulmanes más musulmanes. París es una singularidad irreductible de miseria y opereta. Los turistas seguirán viniendo engañados por la propaganda de la industria del amor y yo me encontraré de nuevo perdido y solo en esta ciudad, porque no creo que los amigos que aun conservo aquí aguanten mucho más a menos que se vuelvan locos y acaben borrachos y tirados en algún banco. Aunque lo más probable es que se hagan royalistes y no salgan del barrio de la Defense.