domingo, 8 de abril de 2018

ØFR3ND∆

No quiero preocupar a nadie,
no hay motivo.
Muerdo más de lo que me da la boca
y alimento a mis hienas
que devoran y consumen mi carne
por dentro.

Seré terrible,
pero mi impulso hacia la eternidad
es siempre efímero,
sin red de ningún dios
ni de ningún genio.
La locura es otra cosmovisión,
un monstruo, tahúr de siete cabezas
cuyas jugadas aun hacen temblar este suelo
siempre tan endeble
y quebradizo.

Yo no quiero morir,
me queda mejor el luto.
La pena que me entierra no tiene nombre
pero su cálido abrazo mataleón
acompaña todas mis noches de duelo.
Lo siento mamá
pero no puedo llevarme contigo.
Soy el ungido,
mi cabeza rodará eternamente
entre los gritos histéricos
de los vivos.