sábado, 27 de diciembre de 2014

De-lirare

Siempre estuviste ahí
creciendo dentro.
Yo te amamanté, como a mis hienas.
Fuimos los dos un mismo grito
creciendo dentro del mismo fuego.

Te protegí
como una madre a su hijo yonki
y cuando vinieron a buscarte
te ocultaste en alguna grieta que no pude
o supe tapiar, agazapado
esperando a que me marchitase yo químicamente.

Se fueron los buitres.
Me recogiste en la cima, destripado, los huesos rotos;
me levantaste para ensuciarme de nuevo.
Fuiste para mi lo que el veneno al alacrán suicida,
la misma soga que me apretaba
el mismo viento que me apagaba.

Se fue mi brillo
y con él los días,
y nunca supe quién conducía.
Un suicida, un kamikaze,
hablando lenguas que no entendía,
lanzando golpes con mis manos
atizándome, como a las bestias,
hiriendo a otros por mis daños
de tantos años de rebeldía.

He apilado todos los cuerpos
y ya no quiero seguir matando.
Lo intenté conmigo, y no pude,
así que ahora, mi criatura,
será contigo que acabe el frío.