martes, 6 de enero de 2015

H₂yuHn̥ḱós

Eres una artefacto detonante de 280 millones de años
y también un animal, aunque no lo sabes.
No tienes cornamenta, ni garras, ni siquiera una mandíbula retráctil
pero tienes ojos
y una máquina de huesos, ligamentos, músculos, venas y tendones.
Y así, a golpes de desencanto,
verás desvanecerse todos los segundos que te queden hasta que llegue tu hora.
Porque por si no tuvieses suficiente
con asistir como un pálido invitado al horizonte de tu propia ruina
y sostener la mirada, aunque sea a duras penas,
al confuso juego que otros crearon para ti,
un mecanismo cognitivo heredado genéticamente
para satisfacer la necesidad ya superada
de asegurar y perpetuar existencias
tan difusas como la tuya
te hará recordar aquello que no sabías y ahora sabes;
que eres parte del todo y del todo una parte,
que aun puedes aullar.